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Breves Historias

Mariposas...

Mariposas...

Algo cansado...

Algo cansado...

 

Parece que lo días son interminables, los segundos son como minutos, los minutos se hacen horas, las horas días y así sucesivamente. Pero...¿Por qué? ¿Por qué parece que no avanza el reloj de pared? ¿Por qué? Tal vez porque uno está cansado de la rutina y cuando me refiero a rutina todo el mundo sabe de lo que estoy hablando. Y si no lo sabe que sepa que hablo de ver a la misma gente en el lugar de siempre y a la hora de siempre.

O tal vez no es rutina sino estar cansado, cansado de que sepan quien eres, que haces, donde vives y casi por casualidad y sin quererlo eres presa del cotilleo barato o de las burlas. Pero aún peor no es esto sino la falsedad con la que te venden su amistad y su aprecio haciéndote creer que eres alguien especial para ellos y cuando vienes a darte cuenta tienes veinte puñales clavados en la espalda y dices "De nuevo esta sensación".

Y cuando has llegado a este punto, al final del abismo ya no tiene vuelta hacia atrás. Es como si las aspiraciones de uno se acabaran,  como si no hubiera una motivación por avanzar, por ser mejor, simplemente te conformas con lo que tienes. ¿Tal vez por miedo? ¿Tal vez por pereza? ¿O simplemente por tradición?No lo se. Pero la realidad no es otra que seguir viviendo donde siempre.

Pero cuando no quieres cumplir el pronóstico, cuando quieres más y las cadenas te atan en esta cárcel, sientes la mayor frustración, la mayor impotencia porque tienes una sed insaciable o como dice la gente ganas de comerte el mundo en dos días. No obstante uno debe ser realista y saber que hoy por hoy debe cumplir condena y esperar, esperar a que el mar este en  calma para poder navegar sin problemas. Y cuando la tormenta pase será libre de navegar por donde quiera, libre de la opresión y de las miras furtivas. Después será uno quien mire por encima del hombre y piense "Quien ríe el último ríe mejor".

Y termino como empece, cansado, como si el tiempo no hubiera transcurrido. Poco a poco las fuerzas y las ganas se van agotando, porque uno está cansado y aburrido de luchar contra viento y marea y sólo tiene dos opciones 1) Ser uno más del  rebaño o 2) Seguir luchando y no rendirse.

Far away from home

Me fascina el vivir cada dia pero a veces me siento tal que...
Espero encontrar un poco de paz en mi alma y solo quiero saber.
Y quien puede curar esos pequeños corazones rotos, y que vamos a ser.
Donde esta el hogar en la via lactea de estrellas, Seco mis ojos de nuevo.

En mis sueños no estoy tan lejos de casa,
Que es lo que soy en un mundo tan lejano de casa,
Toda mi vida todo el tiempo tan lejos de casa,
Sin ti estare tan lejos de casa.

Si pudieramos hacer cierta la oscuridad de la Noche, tendriamos un dia mas brillante
El mundo que veo mas alla de tus lindos ojos, me hace querer quedarme
Y quien puede curar esos pequeños corazones rotos, y que vamos a ser.
Donde esta el hogar en la via lactea de estrellas, Seco mis ojos de nuevo.

En mis sueños no estoy tan lejos de casa,
Que es lo que soy en un mundo tan lejano de casa,
Toda mi vida todo el tiempo tan lejos de casa,
Sin ti estare tan lejos de casa.

Cuento contigo, no importa lo que digan, porque el amor puede encontrar su momento.
Espero ser una parte de ti de nuevo, nena solamente brillemos
Y quien puede curar esos pequeños corazones rotos, y que vamos a ser.
Donde esta el hogar en la via lactea de estrellas, Seco mis ojos de nuevo.

En mis sueños no estoy tan lejos de casa,
Que es lo que soy en un mundo tan lejano de casa,
Toda mi vida todo el tiempo tan lejos de casa,
Sin ti estare tan lejos de casa.

El arte es la ciencia de lo inútil

El arte es la ciencia de lo inútil

 Dejo otra breve historia de los Renglones Torcidos de Dios.

 ¿Qué piensa usted de las artes?

El arte es la ciencia de lo inútil.

El médico frunció la frente, sorprendido. Aquella respuesta no cuadra­ba con la personalidad que había creído adivinar en su paciente.

¿Quiere decir que desprecia usted las artes; que las considera algo trivial, y a quiénes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer?

¡Nada de eso, doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad!

Explíquese mejor.

El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve al estómago una salsa cumberland o un Chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente "añadido a la pura necesidad"... ¡ya es arte! La gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse.

Dígame, señora de Almenara, ¿dónde ha leído ese ensayo sobre la inutilidad? ¡Me gustaría conocerlo!

¡No necesito leer a los demás para formarme una opinión, doctor!

Prosiga, señora: me tiene usted absolutamente fascinado.

Pues bien —continuó Alicia—, en el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones, nacieron las grandes Artes: la Poesía, la Danza, la Música y la Pintura.

Olvida la Arquitectura.

Considero a la Arquitectura, como a la Gastronomía, un añadido inútil a una necesidad "primaria". La Danza, en cierto modo, también tiene este lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es... ¿cómo explicarme?, una... una... ¡una mímica sublimada! ¡Eso es lo que quería decir! Tal vez la Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus orígenes una intencionalidad práctica: con carga erótica, reverencial o religiosa. ¡Yo no estaba allí, y no sé qué "intencionalidad" tenía! Pero no hay duda que encerraba "un propósito", encaminado a la consecución de un fin. No sé si me explico, pero la intencionalidad es algo muy superior a la "necesidad primaria". Está ya directamente relacionada con el juicio y la voluntad. "Quiero esto y voy a demostrarlo con gestos y ademanes rítmicos". ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De ahí a la Paulova o a Nureyev no había más que un paso! La Pintura pertenece a un género superior. ¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo parentesco con la escritura ideográfica, mas una vez añadida su carga de inutilidad, la distancia entre lo necesario y lo que no sirve para nada, se hace tan grande, que la considero entre las primeras de las Artes Mayores. ¿No opina lo mismo, doctor?

Mi querida amiga, no es mi opinión lo que interesa, sino la suya.

¿Y no le interesa que a mí me interese conocer su opinión, doctor? ¡Sería muy poco galante de su parte dejarme hablar y hablar sin inter­venir!

Eso es precisamente lo que deseo, señora. Y empiezo a pensar que se le ha acabado la inspiración. ¿Cómo juzga usted la Poesía?

Paralela en méritos a la Pintura, aunque un tanto más inútil todavía. ¿Qué quiere decir, o para qué sirve decir:

Mi corazón, como una serpiente se ha desprendido de su piel, ’ y aquí la miro entre mis dedos llena de heridas y de miel?

"¡Oh, doctor! Ni el corazón tiene una piel como la de las serpientes que se la cambian cada temporada como las modas de las mujeres, ni los ofidios ni el corazón acostumbran a impregnarse del zumo de las abejas; ni hay hombre que pueda contemplar viscera tan delicada entre las manos: pues si estuviese vivo moriría en el intento; y si muer­to, no podría contemplarla. ¡Y sin embargo este poemilla de García Lorca es arte puro! "Queda, por último, la Música. ¿Qué mayor inutilidad que unir unos ruidos con otros ruidos que no expresan directamente nada y que pueden ser interpretados de mil distintas maneras según el estado de ánimo de quien los escuche? ¿A quién alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija? ¡A nadie! La Música es la más inútil, biológicamente hablando, dé todas las Artes y, por ello, por su pavorosa y radical inu­tilidad, es la más grande de todas ellas; la menos irracional, la más inte­lectual, la más espiritual, la más humana, en tanto que esto signifique superación de los seres inferiores. Porque lo cierto es que hay quien en­tiende, ¡equivocadamente, claro está!, por "humano"...

Alicia se detuvo y se sonrojó.

{...}

—Me estaba usted diciendo qué es lo que se entiende y lo que no de­be entenderse por "humano".

La gente equivoca este término y entiende por "debilidades huma­nas" lo que en realidad son "debilidades animales". Lo humano, por el contrario, es lo que supera a lo animal: lo que está por encima de lo que hay en nosotros, de fieras.

El silencio no existe

El silencio no existe

 Aqui dejo unos fragmentos del libro los renglones torcidos de dios de Torcuato Luca de Tena.

¿Le agrada el silencio?

El silencio no existe, doctor.

Anoto que eso tiene usted que desarrollarlo después. ¿Le agrada la

soledad?

A veces la busco y la necesito. Pero con limitaciones. ¡Soy humana y como humana un animal social! Mis incursiones en la soledad son esporádicas... pero si persistieran contra mi voluntad, estaría dispuesta a echarme en brazos del primer ser viviente con quien me topara... ¡y traicionar todos mis prejuicios puritanos!—Ha dicho usted el primer ser viviente. ¿Aunque fuese una mujer? —¡Ay, doctor! Recuerde usted las palabras de ValleInclán, puestas en boca del marqués de Bradomín: "Hay sólo dos cosas que no entiendo: el amor de los efebos y la música de Wagner." Cámbieme usted a

Wagner (al que adoro) por Mahler (al que no entiendo) y a los efebos por las ninfas: y mi respuesta sería igual.—Carezco de esas inclinaciones, aunque me siento profundamente impresionada y atraída por la personalidad de algunas mujeres cuando reúnen al completo las cualidades esenciales de la feminidad.

¿Qué cualidades son esas que más admira usted en la mujer?

La abnegación, la delicadeza, la intuición y el buen gusto.

¿Y la belleza?

¡Ah, doctor! Por supuesto que sí. También admiro la belleza en la mujer, sobre todo cuando su exterior es como un reflejo de su interiori­dad...

{...}

Me dijo usted antes, señora de Almenara, que el silencio no existía... ¡He aquí un tema que me gustaría escucharle!

¿Me va usted a tolerar seguir parloteando, doctor?

La voy a provocar a seguir hablando.

Pero, doctor, me avergüenza el concepto que va usted a formarse dé mí. ¡Yo nunca he sido charlatana!

¿Y si le dijera que además de conocerla clínicamente me interesa conocerla intelectualmente?

¡Me sentiría muy pedante, doctor Arellano! Me gusta tener cierto sentido de la medida.

Expláyese mejor. ¿Por qué afirmó antes que el silencio no existía?

Por puro sentido de la observación, doctor.

Explíqueme eso con cierto detalle.

Muchos afirman —comenzó Alice Gould con aire distraído y distante— que el hombre ha matado el silencio. Es muy injusto decir eso, porque el silencio ¡no existe! A veces huimos de la gran ciudad para escapar del bullicio, pero no hacemos sino trocar unos ruidos por otros. Cuando se acercan las vacaciones, deseamos conscientemente cambiar de ocupación: la máquina de calcular, por la bicicleta; o la de escribir, por el arpón submarino. También de un modo consciente de­seamos cambiar de paisaje: la ventana del inquilino de enfrente por la montaña, el campo o la playa. Pero de una manera inconsciente, lo que anhelamos, sin saberlo, es cambiar de ruidos: el bocinazo, el frenazo, el chirriar de las máquinas, las radios del vecino, por otros menos desa­pacibles, como el rumor del viento entre los pinos o la honda y angustiada respiración del mar.—¿Considera usted al mar como un ser vivo?—¡Naturalmente, doctor! La tierra no es un planeta muerto. Y el mar ocupa las tres quintas partes de la tierra... o... o algo parecido. Y además se muere y hace ruido. ¡Todo lo que vive lleva el sonido consigo!

Me sorprendió usted, señora de Almenara, desde que entró por esa puerta; sería injusto negarle que mi sorpresa va de aumento en aumento. No obstante, sigo creyendo que la total soledad se aproxima mucho al silencio.

No, doctor. No hay bosque, por oculto y lejano que se halle, por tranquilo que esté el aire que lo envuelve, que no tenga su propio idioma sonoro. ¿Usted no ha oído hablar a los árboles? ¡Todo el mun­do los ha oído hablar! No se sabe bien qué es lo que se escucha, qué es lo que suena. No hay arroyos en las proximidades, no hay pájaros, no hay insectos, y las copas están quietas. Con esto y con todo, hay un palpito indefinible, indescifrable. Se dice entonces que se oye el silen­cio. Es una manera de decir porque lo cierto es que "algo" se oye... mientras que el silencio es inaudible.

No se interrumpa, señora. Estoy embobado escuchándola. Animada y halagada por la admiración que despertaba en el doctor, Alice Gould prosiguió:

He aquí una palabra, "silencio", que el hombre ha inventado para expresar una realidad que no ha experimentado jamás, para describir lo que nunca ha conocido: porque todo en él y alrededor de él es un cúmulo de mínimos estruendos. Y la voz que sonó una vez no se pierde para siempre. La vibración de la onda sonora se expande y aleja, pero permanece eternamente. Esta conversación que estamos teniendo, doctor, existirá en el futuro en algún lugar lejano.

¿Quiere usted decir que toda palabra es eterna?

Es una simpleza lo que digo. No hay nada de original en ello, pues­to que está probado. La curiosidad insaciable del hombre creó grandes ojos (los telescopios) para ver más allá de lo que la vista alcanza. Ahora ha creado grandes orejas (los radiotelescopios) para captar los ruidos del Universo. Y he leído que aún se oye el sordo clamor de la primera explosión: la que fue origen de la creación del mundo y de la fuga de las galaxias. ¡Antes de esto, sí existía el silencio!

Por si no queda claro

Por si no queda claro

En un avión...

En un avión...

En un avión...

- ¿Cuál es el problema, Sra.? - Pregunta la azafata.

- ¿Es que no lo ve? - Responde la dama - Me colocaron junto a un negro. No soporto estar lado de uno de estos seres repugnantes. ¡Denme otro asiento!

- Por favor, cálmese. - dice la azafata - Casi todos los asientos estan ocupados. Voy a ver si hay un lugar disponible.

La azafata se aleja y vuelve de nuevo algunos minutos más tarde:

- Sra., como yo pensaba, no hay ya ningún lugar libre en la clase económica. Hablé con el comandante y me confirmó que no hay más sitios disponibles en la clase económica. No obstante, tenemos aún un lugar en primera clase.

Antes de que la dama pueda hacer el menor comentario, la azafata sigue:

- Es del todo inusual permitir a una persona de la clase económica sentarse en primera clase. Pero, vistas las circunstancias, el comandante encuentra que sería escandaloso obligar a alguien a sentarse junto a una persona tan repugnante.

Y dirigiéndose al negro, la azafata le dice:

- Si el Sr. Lo desea, tome su equipaje de mano, ya que un asiento en primera clase le espera.

Y todos los pasajeros alrededor, que, sorprendidos, asistían a la escena se levantaron y aplaudieron...

 

Enamorado nuevamente

Enamorado nuevamente

Parece como si fuese ayer, parece que en todo este tiempo que llevo enamorado no he hecho otra que enamorarme cada día más...y cuando menos te lo esperas, todo ha pasado como un cometa fugaz, se escapa entre lo dedos cual gota de agua. Entonces dices parece que ya se acabo, todo terminó, así de sencillo y sin ninguna complicación, ya no te quiero más.

 

Pero esto no ha sido fácil ni mucho menos, tu veneno que inoculado tenía en mis venas ha encontrado su antídoto. Un antídoto que mucho tiempo he tardado en encontrar, un antídoto que no mata y envenena. Tu veneno ha sido reemplazado por otro.

 

Todavía no he contado esta breve historia. Como se suele decir, el antídoto no lo buscas, sino que llega, pero para que llegue y te toque debes dejar una puerta abierta, la puerta del corazón siempre debe guardar una esperanza y no rendirse ante las tormentas.

 

Sin querer y casi por casualidad he conocí este antídoto, una persona que arranca una sonrisa en estos tiempos tan difíciles. Su formula no tendrá mas que amistad y alguna mirada cómplice, puede que a hurtadillas me mire mientras yo hago que no veo nada o simplemente será lo que uno quiere ver, porque siempre ves lo que quieres ver.

 

Y sin embargo aún sabiendo lo que me espera, aún sabiendo lo que hay…este nuevo veneno recorre las venas con la rapidez del rayo, llegando al  corazón y haciendo que explote con el simple encontronazo o simplemente hace que miles de voltios recorran mi piel produciendo un cortocircuito entre mi mente y mi cuerpo.

 

Pero hablando con la voz de la experiencia, y separando las emociones de la razón, no veo problema ninguno para enamorarse de nuevo. Porque los que se enamoran de nuevo, dejan una oportunidad al amor, son los valientes, los que nunca se rinde y siguen adelante ante las dificultades. Porque el amor es un mar en tormenta donde hay que saber navegar y no dejar que las olas te derriben.

 

Por esta razón animó a los enamorados a que sigan amando y a los que han perdido la esperanza que la recuperen.