Luces de Madrid
Hace cinco días que estuve en Madrid, durante eso cinco días volví a enamorarme. En estas breves vacaciones me estuve ospedando en un hotel de cinco estrellas en Argüelles, al lado de la Calle Princesa. Todo ocurrió de forma impredecible y casi por sopresa, recuerdo con total exactitud esos desayunos pantagruelicos, esos viajes por el metro y sorprendiéndome cada vez más de la diversidad multicultural que podía encontrar en un par de metros cuadrados, es verdad que la belleza de la ciudad ayudo bastante, pues no se me olvidan esos paseos por el Retiro, por Sol, El Parque del Oeste por no hablar ya del Palacio Real, la Almudena, pero es cierto que las chispas saltaron en tres ocasiones, la primera fue cuando fui a Chueca pudiendo respirar un aire de modernismo y de brava tolerancia en las calles, llovía pero eso no impedía nuestro amor, pues cuando me sente a tomar el café mientras las gotas caían más me enamoraba, más enamoraba al ver pasar a la gente por la calle, la segunda ocasión para enamorarnos amor mio, fue aquella noche de alcohol y fiesta, podríamos decir que no fue la mejor pero tampoco la peor, se que todo sucedió en la discoteca entre la gente y la música, pero si algo tenemos que recordar y no poder olvidar fue cuando ya cuando salimos por Huertas y volvimos a las 7 de la mañana, alcohol, amigos, risas...que más le puedes pedir a una noche, Madrid.
No se que me depara el destino, no se donde voy terminar pero sólo pido poder estar una noche mas allí, en Madrid y con toda esa gente maravillosa.
0 comentarios